Aldabas en los portales del Casco Viejo de Bilbao

Las Aldabas, todavía colgadas de algunas antiguas puertas de portal, son testigos mudos de otros tiempos.

Orígenes de la aldaba

En la actualidad, las aldabas que se conservan no pasan de tener un mero sentido ornamental, pero no fue exactamente así en el pasado. Su principal función, hoy ya perdida, era la de llamar a la puerta de las casas aunque, como es evidente, también se deducía de la opulencia de sus adornos la capacidad económica de sus moradores, por lo que también tenían un claro sentido de ostentación y exhibicionismo.

El origen de su uso es antiquísimo y se remonta a época romana, habiendo sido utilizadas a lo largo de todo el periodo histórico, hasta su desaparición como elemento con utilidad en el siglo XX.

Aldaba en una puerta con abolengo
Una puerta con abolengo

Cuando paseamos por las zonas viejas de las ciudades, resulta muy interesante fijarse en esos pequeños detalles que nos hablan de la vida que ha pasado por ellas. Uno de esos detalles interesantes lo constituyen las aldabas. Existen con muy diversos motivos y reflejan el poderío económico que albergaron en otros tiempos las casas que todavía hoy los portan.

De cualquier forma, ojalá las aldabas sigan colgando de las puertas de nuestros portales muchos años más. Por su función decorativa y por su labor testimonial como símbolos presentes de otros tiempos pasados no tan lejanos.

El ocaso de las aldabas

Con la generalización del uso de la electricidad en las primeras décadas del siglo XX comenzará el declive del uso de las aldabas, que solo sobrevivirán en zonas rurales hasta casi nuestros días.

Hay que tener en cuenta que, en aquellos tiempos, los portales de las casas de vecinos permanecían abiertos durante todo el día, y solo a partir de las diez de la noche se cerraban y se hacía necesario el uso de la llave para poder acceder a ellos.  Igualmente, en este sentido, se hace inevitable recordar la figura del sereno que, además de ejercer de vigilante nocturno en las calles, disponía de llaves de todos los portales y te podía facilitar el acceso.

Aldabas en los portales del Casco Viejo de Bilbao
Portal de las Siete Calles

Las aldabas en los portales del Casco Viejo

Desde principios del siglo XX, en la mayoría de las casas de vecinos que se construían de nueva planta, siempre dependiendo de la diversa capacidad económica, se instalaban timbres en los portales que permitían llamar a cada piso particular de forma exclusiva.

Sin embargo, en las casas más antiguas, como eran la generalidad de las existentes en el Casco Viejo de Bilbao, la instalación de estas novedades tecnológicas será posterior y, en muchos casos, no se producirá hasta bien entrados los años 60 o 70 de la pasada centuria, dando, en muchos casos, el salto de la aldaba al portero automático, directamente.

Aldaba y portero automático en un portal del Casco Viejo de Bilbao
Aldaba y portero automático en un portal del Casco Viejo de Bilbao

La función de la aldaba era predominantemente nocturna ya que,  como hemos dicho anteriormente, durante el día, los portales permanecían abiertos y el acceso era libre. En el caso de nuestras Siete Calles hay que tener en cuenta, además, la existencia de muchísimas tiendas conocidas como «de portalito», que tenían su acceso a través del portal del inmueble. Todavía se conservan algunas que podemos observar en la actualidad en el Casco Viejo de Bilbao.

Cómo se usaban las aldabas

El uso parece evidente cuando se trata de una vivienda unifamiliar, se trata de golpear con la aldaba y hacer ruido sin más, sin embargo, en el caso de edificios que albergan viviendas de varios vecinos ¿cómo actuar?

La solución es bien sencilla: En primer lugar se marcaba el piso al que se dirigía la llamada, haciendo coincidir el número de toques, hechos de forma pausada, con la altura del piso al que se quería acceder, para posteriormente terminar con  un repique que daba por finalizada la comunicación.

¿Recuerdas haber utilizado la aldaba en algún portal del Casco Viejo de Bilbao?

Algunos ejemplos de aldabas en el Casco Viejo de Bilbao. Pincha en las fotos si quieres ver la galería ampliada.

Aventuras de un músico ex-tabernero por los bares míticos de Bilbao

Bares míticos de Bilbao durante La Transición

En este artículo, escrito por Gotzon Monasterio, se hace un recorrido por algunos de los bares míticos de Bilbao en los años 70-80 Es continuación del anterior «Aventuras de un músico ex-tabernero en el Casco Viejo de Bilbao»

El comienzo del trabajo de tasquero

El encierro en San Antón de Bilbao

Durante ésta época, 1975, muere el dictador Franco y comienzan a darse cambios importantes en la política del país con la reforma “Transición” de Adolfo Suarez:.

Carnavales en Bilbao, años 70
Bares míticos de Bilbao – Carnavales de Bilbao en los años 70

Durante el año 1976 comenzaron las primeras manifestaciones Proamnistia. El 4 de enero de ese año  tienen lugar sendas manifestaciones en Bilbao y San Sebastián. Estas manifestaciones siguieron sucediéndose durante todo el año. No recuerdo la fecha exacta pero una serie de gente nos encerramos en Huelga de Hambre en la Iglesia de San Antón. Este acto fue bastante sonado, sobre todo en la prensa internacional. Vino hasta la BBC de Londres a filmar el encierro. Fueron tres días intensos de preparación de comunicados, debates, y vinieron al tercer día los exiliados que habían regresado –no todos/as- a apoyarnos. Sólo bebíamos agua con azúcar. Durante el encierro conocí a la Maci, la dueña del bar Modesto de la calle Barrenkale y casualmente hablando necesitaba la ayuda de alguien para los fines de semana en el bar y me ofrecí a trabajar a cambio de que me enseñase a trabajar la hostelería. Después de acabar todas aquellas movilizaciones comencé a trabajar en su bar

Bares míticos de Bilbao – El Gaueko y el Muga

Continúo con un breve extracto de mi libro «Doctor Blues-Memorias autobiográficas». A la venta en AMAZON

“En la calle Barrenkale y alrededores como los bares de Barrenkale Barrena y adyacentes  pero sobre todo en esta calle  concreta de Barrenkale  había algunas taskas antiguas con mucha  personalidad; El Modesto que estaba regida por Pili la Maci (Maciza) luego estaba el Jonás donde los pintxos de tortilla de hace una semana te saludaban y todo, la tasca de Pepe con la barra inclinada hacia debajo y si pedías un Mosto se mosqueaba y te mandaba a tomar por el ano diciéndote «Los Enfermos que vayan a la calle» Si pedías clarete te mezclaba el tinto y el blanco. Ahora este bar es el Epelde antes era el Akatz que estaba regido por Manolo el del Lasai y família. También recordaremos el Antíguo Luciano hoy es el Txomin Barullo y el Sollube donde trabajaban la abuela, la madre y dos hijos unos de ellos llamado Pachito

Después abrieron el Kaskagorri con pintxos de tipo Gipuzkoano, el bar Vicente y el Gure Txoko ya existían de antes, y mas tarde  el Kaixo donde ponían patatas, hamburguesas y demás cosas de comer pero de origen de carnicería local, ahí trabaje de extra los fines de semana durante unos 4 años estaba también el Javier y con el tiempo algunos fueron desapareciendo como el Jonás y transformándose en garitos de rock. En Barrenkale Barrena era típico el Saibigain y el Kirru donde hasta hace poco  ponían unas patatas cocidas al  ajillo que estaban espectaculares y el Iñakiren Taberna. Anterior a los  locales nuevos en ese tiempo intermedio  se abrió el  primér  Pub  que  se llamaba Kottis y  era  de  ambiente Gay,  pero entraba todo  el mundo y hacían sesiones de copla y farándula, después el Kaskagorri se convirtió en Pub, abrieron el Katuzaharra que es un bar emblemático  del rock  de  Barrenkale  y con  el tiempo se abrió la Chufa que era el bar de la Otxoa un artista de la farándula bilbaína que se hizo famoso con el Libérate en las  fiestas de Bilbao y desde entonces es el himno de los Gays.

Bares míticos de Bilbao. Gotzon a la entrada del Gaueko
Bares míticos de Bilbao – Gotzon a la entrada del Gaueko – Foto actual

El Gaueko ya estaba abierto sobre el 75 aproximadamente y seguido a este todos los demás pubs de todo el Casco Viejo. Todo era rockandrol excepto la Chufa que era de ambiente Gay y pequeñoburgués. Después de irse mi amigo de correrías Kike Turmix a Madrid en el 78 comencé  a trabajar en el Pub Gaueko de Bilbao que fue como Rockola de Madrid, un templo del Rock y centro de toda la movida bilbaína.

El Gaueko había sido al principio un almacén de frutas y tenía varios pisos aunque se habilitó sólo la primera planta para poner el bar, Detrás de los Wáteres estaba un ascensor montacargas tapado por la pared y arriba estaban las cámaras donde antiguamente se guardaba la fruta. Toda la calle había estado lleno de almacenes de éste tipo que luego se fueron a Mercabilbao. Recuerdo de joven venir a trabajar a descargar cajas para ganar unas pesetas durante los fines de semana. Podías ganar entre quinientas y mil pesetas de las de entonces y te llegaba para el resto de la semana para gastar en lo que quisieras. Después fue la sede de la comparsa Pinpilinpauxa y más tarde sería el Gaueko.

Lo formaron entre cinco socios Alberto Elordui, que fue redactor del periódico comunista del PC Mundo Obrero, José Mari Garmendia que fue condenado en el proceso de Burgos a muerte y al final no le ejecutaron, Joseba Cardenal que de nuevo entro en prisión como miembro de E.T.A. por el asunto de la central nuclear de Lemoniz, luego no se sabe por que se hizo Testigo de Jehova,  Josu Etxebarria que fue de Euskadiko Eskerra y José Ignacio Aparicio alias Kaskagorri.

Interior Gaueko, uno de los bares míticos de bilbao
Interior del Gaueko, un referente entre los bares míticos de Bilbao en los años 70-80

Al comienzo del bar sólo era una cueva con paredes blancas  que sudaban y lleno de humo, había algunos adornos puestos en plan Hippie y unas luces fluorescentes de colores. Teníamos en la barra de adorno una bañera metálica con una maniquí desnuda dentro totalmente surrealista. En el lado derecho sobre la superficie de arriba estaba la pista de baile y la cabina del Discjockey. Se pinchaba música de todos los estilos; New Wave, Punk, Rock, Heavy incluso salsa y bailongo discotequero sobre todo en la segunda fase del bar cuando estaba de pinchadiscos Felipe.

El mejor iscjockey que hubo sin duda fue el Titi que era un fenómeno de la música.  Arriba del Gaueko estaba el Txokolanda que era un local de EHGAM – Euskal Herriko Gay Mugimendua y hoy es un Gaztetxe de gente alternativa, los fines de semana se hacían fiesta y bailongo. El núcleo de la movida del Casco era sobre todo el Gaueko, después el Muga antíguo Mikeldi que ya era mítico y famosos sus fines de semana cuando la polícia nacional franquista hacia redadas y sacaban a todos/as los/as clientes/as  a la calle a identificarse contra la pared. Durante la gestión de Juan Carlos el binómio Muga-Gaueko era inpescindibles los fines de semana en la zona y entre semana también, después  el Café Teatro de la Villa y en el 84 el Pub Lasai  todos en la calle Ronda y el Giorgia de la calle Somera -hoy es el K2-donde trabaje dos años hasta la llegada de las inundaciones de Bilbao 1983. En éste núcleo se movía mucha gente de todo tipo.

El Muga. Bares míticos de Bilbao en la Calle María Muñoz
El Muga, otro de los bares míticos de Bilbao que, a día de hoy, tras la jubilación de su último propietario, está sufriendo profundas reformas

En esa época había buen ambiente y buen rollo entre la gente. Nos conocíamos todos/as de la calle y de muchas batallas de la época de franco en las peleas contra los Grises y prácticamente bajar al Casco Viejo era casi como estar en Familia y trabajando en la Hostelería aún más por que muchos/as eran tu clientela.

Eso también te daba ventaja de comunicarte con diferentes grupos de gente y también en el ámbito del ligue te era más fácil como ocurre siempre entre los camareros/as»

La metamorfosis. El ocaso de aquellos  bares míticos de Bilbao

Sigo con otro extracto, ahora del libro: «Crónicas Antiurbanas de un Anarquista Cósmico» de Gotzon Monasterio. A la venta en AMAZON

«Después de las inundaciones el Casco Viejo cambio bastante en su esencia, algunos comercios y bares no pudieron abrir por falta de presupuesto como paso en el Pub Giorgia de Somera El ambiente también se enrareció bastante y sobre todo con la llegada de las hordas del botellón que invadieron Barrenkale y alrededores. También influyeron mucho que los fines de semana siempre había alguna manifestación por algún motivo diferente y se liaban batallas gordas, esta vez con la nueva policía vasca o Hertzantza. Mucha gente habitual del Casco Viejo ya no bajaba los fines de semana; algunos por que abandonaron la vida bohemia y otros por que ya se iban haciendo mayores. Ya no existían cuadrillas de Txikiteros –ahora quedan algunos restos de gente mayor y otros que han creado moda de cantar de nuevo en tabernas- como antaño, la gente se apalancaba en las Terrazas al igual que ahora y se marchaban a una hora prudencial los que no se quedaban hasta la noche. El mundo de las copas y bares nocturnos también cambio y ha cambiado; principalmente por que las copas en los bares normales son más baratas que en los pubs. Mucho pijo y pija comenzaron a asomar sus narices por allí, ajenos a la forma de ser de la gente “Auténtica” del Casco Viejo y su vida bohemia. Algunos discobares contribuyeron a ello también con un publico macarra y pastillero que se apalancaban toda la noche dentro o fuera de la discoteca y molestando muchas veces al vecindario con los excesivos volúmenes de una música intragable maquinera y de chuntachunta, mas el jaleo en la calle de niñatos puestos hasta el culo de drogas sintéticas que se pegaban en la calle. Durante la “Época Bohemia” – antes de la muerte de Franco e inundaciones-, hubo muchos personajes Txirenes antes del 74 como el difunto Madriles, aquél vagabundo de la carretilla con cartones del que se contaba que era un excéntrico millonario o que en la época de la república fue diputado en Madrid, se contaban muchas historias extrañas, murió ahogado en las inundaciones, dormía en la Taberna de Txomin Barullo y no pudo escapar de aquella trampa también gente como el Gus el grandullón, Eusebio Lakaba, Un Sereno que nunca supe su nombre y guardaba las calles con una porra enorme Kike Turmix que murió en Madrid pero fue todo un personaje en Bilbao. El mismo Hormaetxe, viejo marinero apegado a los típicos vicios de la vida golfa, con él trabaje un año en el bar y cuando llegaron las primeras Fiestas de Bilbao-Astenagusia, nos quedamos sin material en un día, tuvimos que cerrar el bar durante el resto de la semana el cojonazos de él había hecho una previsión ridícula de lo que íbamos a necesitar de acopio para el bar, Había también un elemento que era de Dima-Bizkaia llamado Turulo que era lo más parecido a un Cromagnon escapado de las cuevas de Baltzola-Dima, bruto y aun sin pulir, uno al que le llamaban DURRUTI (Alberto) que vino del exilio y contaba de que estuvo en las filas con el mismo Durruti, éste y yo vendíamos material anarquista en un puestecito que improvisábamos en el Arenal, con banderas anarquistas, éramos del sindicato de la CNT y nos ocupábamos de todo lo relacionado con la propaganda y prensa, Txema el del Zulo un clásico personaje de la noche, Maitetxu la mayor, Juanín el artista, Maite que fue militante de ETA, Txiflis que los fines de semana terminaba vistiendo la ropa de su hermana y salía a potear de esa guisa. Papabilly que hasta los 70 siempre vestía de Kaiku y Txapela y luego iba siempre de rockero, Mikeltxo el de Bilbo Hiria, gente muy entrañable y mucha más que hay para nombrar y recordar,  la lista sería interminable.

Bares míticos de Bilbao en la Calle Barrenkale
Calle Barrenkale, donde se concentraban muchos de los bares míticos de Bilbao. Foto actual

Hoy apenas quedamos unos cuantos de aquella generación de los que trabajamos en el Casco Viejo de hosteleros, aquella gente que hacíamos barrikadas en la calle contra Franco, que bebíamos juntos y que durante años pasamos muchas horas en el Casco Viejo. Unos muertos por enfermedades graves, otros/as por edad, otros/as por que se fueron a vivir a otros lugares. Yo deje la hostelería en 1990 y me dediqué a lo mío que fue tocar en mis bandas distintas de música de rock y blues. Durante mi época de tabernero fui un militante anarquista formando parte de la revista libertaria ASKATASUNA, pero esa es otra historia»

A pesar de lo que se diga, el Casco Viejo de hoy es una calcamonía, más bien tirando a cutre, de lo que fue antes del 75. Han desaparecido muchos comercios de toda la vida y sustituidos por tiendas de chinos, Tiendas de franquicias que venden barato y pagan malos sueldos a sus empleados/as y condiciones de trabajo precarios. Hay bares que van de modernos y de pinchos de diseño, pero no tienen la calidez y el encanto de las tabernas de siempre que están abocadas a cerrarse. Apenas conoces a los dueños de los negocios, cuando antes casi siempre podías hablar y cotillear de cosas del barrio y de otras más trascendentes y filosóficas de la vida, como con Antxón el del bar Javier y Juan que trabajaba en el Txomin Barullo, Fernando el del Bar Morga en la calle Somera, etc…

Hoy en día sólo veo “Cosificación» del Casco Viejo como objeto sólo de negocio y no un espacio para vivir. Últimamente creo que hay un movimiento contra la “Gentrificación” del barrio, que lo quieren vaciar de vecinos para convertir todas las casas antiguas en pisos de turismo, echando a la calle de una manera solapada a sus habitantes.

La mayoría de los “barman” que hay ahora y que mayoritariamente es gente joven son, como se decía antes, unos sinsorgos/as, sosos/as, bordes y antipáticos/as. Muchos son de escuela de hostelería, pero creo que lo de las relaciones públicas y la amabilidad, así como la elegancia al servir, se ha debido de perder por la prisa y porque ahora la hostelería no es otra cosa que negocio puro y duro. Muchas empresas han abierto bares en el casco viejo sin ser ellos mismos hosteleros, salvo algunas excepciones. Para mí que sólo se trata de inversionistas que tratan de dar rentabilidad a su dinero. Y no quiero malpensando creer que no haya algo más raro detrás. No, realmente éste no es mi barrio donde yo pasé casi mi adolescencia, juventud y ahora mi camino a la madurez. Ya no me identifico con el Casco Viejo, esto no es Bilbao, es otra cosa.

Texto y fotos: Gotzon Monasterio

 

Aventuras de un músico ex-tabernero en el Casco Viejo de Bilbao

Recuerdos de niñez en el Casco Viejo de Bilbao

La Plaza del Casco Viejo de Bilbao
Muelle Marzana y Mercado de La Ribera / Casco Viejo de Bilbao

El Mercado de la Ribera

Ya de niño, con unos 8 años, acompañaba a mi madre al Casco Viejo de Bilbao, cuando no tenía escuela ese día. Ya era para compras en el Mercado de la Ribera, donde mi madre se abastecía de verduras, siempre discutiendo el precio con las aldeanas que bajaban de los baserris de los pueblos de alrededor con sus productos. Y también de otros productos como carne o pescado; y también aceite a granel que, a través de una máquina de bombear, te rellenaban las botellas de vidrio que llevabas expreso para ello –el plástico no existía- Y, además, todas las mujeres llevaban un bolso grande donde iban las compras, y tenias que andar ojo avizor por si algún/a raterillo/a te metía mano dentro. Recuerdo que delante de la entrada principal del Mercado, enfrente en los Arcos, había un puesto de una señora que vendía dulces hechos artesanalmente, tipo tostadas, a las que mi madre llamaba Brevas. Había algo más también que vendía, pero no recuerdo que tipo de pastel era lo otro También íbamos, sobre todo los fines de semana, a los comercios de Tendería, calle Correo y otros, bien fuese por ropa para nosotros, complementos y materiales de costura que comprábamos en las mercerías.

El Mercado de la Ribera, en realidad, sólo ha cambiado en su forma decorativa después de la reforma hecha hace unos años. Hay menos puestos de venta, pero se ha habilitado una zona de pequeñas barras hosteleras, donde cada uno exhibe sus productos especializados de diferentes pintxos, que se pueden degustar allí mismo y sentados en una mesa. Hacia la ria se ha habilitado una terraza donde los veranos paso algunas tardes contemplando el paso del agua y mirando los viejos edificios de Bilbao la Vieja y el puente de San Antón a un costado y  los demás al frente, evocando un “Paisaje” romántico e intemporal que te abstrae a una melancolía dulce de bienestar bastante bucólica, mientras tomo alguna delicia de los hosteleros de dentro, que son muchos/as.

Los clubs de montaña

Otro de los recuerdos que vienen a mi mente son de alrededor de los 12 años, cuando bajaba con  mi hermano a un club de montaña que su sede estaba ubicada en los locales “eclesiásticos” de la iglesia de los Santos Juanes. El club se llamaba ATERPE ALAI y  allí se reunían jóvenes montañeros de ideología nacionalista, creo que pertenecientes a EGI del PNV. Recuerdo cómo con una máquina a la que se le llamaba Vietnamita elaboraban propaganda antifascista para luego esparcirla por la zona. Más tarde, mi hermano cambio de grupo montañero y se pasó al grupo OIÑASTARRI,  que era de los primeros frentes culturales de ETA, donde se daban clases de euskera clandestinos, se enseñaban danzas vascas y a tocar instrumentos musicales vascos como el Txistu, Alboka, Pandero, etc… Pero este grupo estaba en la antigua iglesia de Aneja, arriba del ayuntamiento, en Uribarri. La iglesia vasca estaba bastante implicada con los movimientos políticos y sociales de aquél tiempo. Hubo incluso Sacerdotes  que fueron a prisión por esa causa y muchos conflictos con los obispos vascos y el régimen franquista.

San Antón

Otros momentos de bajar al Casco Viejo de Bilbao era cuando llegaba mi padre de la Mar, cada 10 o 15 días. Dependía de las mareas que había hecho con el barco e íbamos a la misa de San Antón a escuchar al párroco Don Claudio Gallastegui, un cura que daba mucha guerra, pues era contrario al régimen franquista y la gente mas que por adorar a Dios era por que le adoraban a él como un líder “Mesiánico”. Casi como al Ayatolá Jomeini en Irán. Después íbamos por las calles a tomar algún refresco  la familia entera. Casi siempre al bar BASTE, a comer Rabas.

D. Claudio Gallastegui
D. Claudio Gallastegui, párroco de la Iglesia de San Antón en el Casco Viejo de Bilbao

Hablando de la Iglesia de San Antón también recuerdo sobre el año 68, creo que era Junio, el funeral de Txabi Etxebarrieta, un funeral multitudinario donde acudieron un montón de gentes, calculo que habría alrededor de 3000 personas y allí estaban los grises (Policia Nacional Franquista) Había un montón de Land Rover aparcados sobre las aceras, unas furgonetas pequeñas y varios coches blancos conocidos como lecheras. .

Yo ni siquiera pude entrar a la iglesia, no sé ni quién oficio aquel funeral, aunque supongo que seria D. Claudio. Lo que más recuerdo eran las hostias que nos dieron los grises; nos cercaron y no podíamos casi salir de su trampa; había gente que se tiraba a la ria para salvarse de ser atropellados por la masa en los bordes del puente y tras la iglesia, otros que tiraban pistolas a la ria. Yo no sé como conseguí salir de aquella trampa. Creo que tenía unos 14 años y la altura y el estar delgadito influyó algo para escapar por patas; y además con el miedo metido en el cuerpo. Sé que corría como una liebre hacia el camino que conocía para subir a San Francisco por el próximo puente a San Antón.

En el barrio de San Francisco

Y así iban pasando los tristes y aburridos días monótonos; colegio, jugar en la calle, en el barrio San Francisco, donde aún quedaba algo de monte (íbamos mucho a la zona de San Adrián a explorar cuevas que eran las entradas de las minas. Aún alguna mina funcionaba y el trenecillo que bajaba el mineral  hasta los muelles de Bilbao la Vieja, también), ir a la Catequesis, que era obligatorio antes de la comunión, subir al monte los domingos o ir con los padres a misa, hasta que llegué a los 12 años y me hice Ateo (Eso habiendo sido monaguillo con 6 y 7 años en la Quinta Parroquia) y pasé de entrar en la Iglesia.

La Palanca / C/ Las Cortes
La Palanca – c/Las Cortes- Barrio de San Francisco

Íbamos creciendo en una vida burguesa un poco a lo bruto y asilvestrados; Guerras a tiragomazos y pedradas entre barrios. A veces hasta peleas mano a mano. Comenzábamos a tener contacto con las niñas en la calle y sus picardías consiguientes, visto con malos ojos por los padres correspondientes (Algunos ya incluso planeaban parejas para sus hijos/as para un futuro, pero eran los menos) Caminábamos a la adolescencia y los que éramos mas trastos nos acercábamos a la calle Las Cortes a mirar a las prostitutas (Teníamos amigos allí, hijos de aquellas mujeres, que iban al mismo colegio).

También en lo político nos reuníamos -algunos interesados- en la Iglesia de San Rafael, al principio para charlar de política. Y de allí salio un pequeño grupo de activistas “anarquistas” en el que yo me incluía (No estábamos muy bien informados sobre el tema e íbamos un poco a nuestra bola; Haciendo panfletos sobre la libertad y alguna pancarta). Duró poco porque la gente lo empezó a dejar por miedo o por falta de interés, pero para nosotros aquella aventura era una cosa romántica y no teníamos conciencia de la peligrosidad que corríamos. Podíamos ir a prisión, como pasó con mi hermano.  Hubo también un estado de excepción entre 1967 y 1971 que me detuvieron los grises por la calle y estuve varias horas en la comisaría de Indautxu, junto a más gente. Estaba cagado de miedo pues mi hermano se había exiliado hace poco. Hubo  mucho movimiento político en las calles, fabricas  y acciones de ETA.

La adolescencia en el Casco Viejo de Bilbao

La Plaza Unamuno

Durante éste período de la adolescencia, algunos domingos, al atardecer, bajaba por el Casco a pasear después de subir al Pagasarri, o a alguno de los montes de alrededor, como Ganekogorta, y recuerdo muchas veces que a eso de las 8 de la tarde se iban concentrando los Mendigoizales, o montañeros, ataviados con Kaiku, Txapela, Albarkas y Pantalón Mahón (El Kaiku se llevó casi hasta los años 70 como prenda de vestir, luego se cambiaron por chaquetas militares), en la estación de trenes que venían de la zona de Derio, Zamudio, etc….en la plaza Hermanos Etxebarrieta, también conocida como Plaza de Unamuno. Hoy el edificio es el Museo Etnológico. Siempre salían  Txistularis a tocar y cuando la cosa estaba de lo más caldeada y enfervorizada políticamente, aparecían los Grises y salíamos todo el mundo corriendo y recibiendo porrazos.

El club de Montaña de La Catedral

La diversión de los fines de semana era casi siempre salir al monte o a algún pueblo rural. También los cines parroquiales para la gente de nuestra edad (Muchos grupos iban a hacer demostraciones de baile euskaldun y esparcir la cultura vasca por los pueblos para que no se olvidase)

Y llegaron los 15 años. Conocí a uno que era de un club de “Montaña”. Bueno, eso de montañeros era un decir –creo que al monte fuimos cuatro veces-  porque aquello era una cuadrilla de moñas cristianoides que se reunían en un local. Más parecía una agencia matrimonial en miniatura que otra cosa. Me eché una novia de 18 años que duro un año, justo el tiempo que dure yo allí.  Aquello  pertenecía a la Catedral de Santiago y estaba ubicado en la calle Lotería, en una primera planta, que tenía dos entradas y eran dos pisos enormes unidos.

Dentro de aquel espacio era como encontrarse en un museo extraño, había armarios antiguos llenos de libros eclesiásticos, estatuas religiosas y también diversos habitáculos, unos cerrados con llave y otros abiertos para diversos usos de la parroquia. Nosotros teníamos un cuarto pequeño donde nos juntábamos casi siempre a escuchar música en un tocadiscos, tocar la guitarra, charlar y otras actividades como planificar alguna actividad para el fin de semana. En otra sala grande se hacían actividades culturales   relacionadas  con el euskera. Desde charlas, conferencias y algún concierto de cantautor. Allí conocí una tarde a Natxo de Felipe que fue el líder del grupo OSKORRI.

La vida sigue igual

Fuera, en la calle, la vida seguía siendo monótona y gris. Vida aburrida, burguesa, bastante provinciana y llena de represiones. Lo mismo políticas como todo lo relacionado con actos de libertad, como el sexo o el arte. No te podías salir de las normas convencionales del vestir; llevar pelo largo era de “Maricas” y te podían detener. La información de la prensa y el resto de los medios de comunicación era totalmente del régimen y la censura trabajaba a tope. Parecía que vivías una película donde se repetía todo cada día. Aquello parecía el día de la Marmota. Sólo cambiaba lo externo, la industrialización hizo mella en la clase obrera y todos creían que eran ricos; Tenían coche, casa para vivir  y casa de veraneo, mientras lo principal que era la libertad y la moral seguían siendo una auténtica basura.

El Rock&Roll

La Bodeguilla de Joserra - Casco viejo de Bilbao
La Bodeguilla de Joserra – Cantón de Artekale – Casco Viejo de Bilbao

Los de este club parroquial, de vez en cuando, tomábamos algo por el Casco Viejo, sobre todo, la mayoría de las veces, íbamos a la taberna bodeguilla de Joserra, que aun existe y esta ubicada entre dos farmacias que hacen cantón justo detrás de la catedral. Allí comíamos unos bocadillos de bonito o de anchoa y bebíamos de un botellón exclusivamente preparado con un chorro para beber al estilo de una Bota de Vino. Así íbamos llevando la adolescencia y también tomando conciencia política de izquierdas muchos de los jóvenes. Leíamos a Freud, Marx, literatura rusa y a Pío Baroja. Los que más, muchas veces íbamos a ver conciertos de «Ez dok amairu» y a conferencias sobre temas vascos que había en algunas librerías y un ateneo que existía en Abando. También frecuentábamos ambientes Hippies de Bilbao y comenzaron a surgir bares de Rock&Roll, donde íbamos a escuchar música y a beber vino clandestinamente los menores de edad.

Extracto de mi libro «Doctor Blues: Memorias autobiográficas«, de venta en AMAZON:

Onices
Los Onices

“Después de pasar por éste club que creo que incluso no tenia nombre comencé mi Carrera como músico en una banda llamada LOS ONICES durante dos años tocábamos por las discotecas de Bilbao y toda Bizkaia, comenzamos ensayando en el antiguo colegio de Corazón de María  que estaba en la plaza que da nombre al mismo colegio y desde allí nos fuimos expandiendo hasta alcanzar cierta fama como banda. Actuábamos bastante, casi podíamos vivir de ello.

Mientras tanto visitaba un club que estaba arriba de las dependencias parroquiales de la iglesia de San Nicolás y prácticamente hacíamos lo mismo que en el anterior sitio, estar en el bar, cantar, tocar la guitarra, hacer guateques y alguna que otra vez escuchar a algún conferenciante que venía a dar alguna charla interesante. Muchas veces salíamos por la Plaza Nueva al café Bilbao y alguno más.

Plaza Nueva - Casco Viejo de Bilbao
La Plaza Nueva antes de su remodelación – Casco Viejo de Bilbao

La plaza no era igual que ahora, Había palmeras y en el centro existía un quiosco que desapareció cuando debajo comenzaron a hacer las obras del aparcamiento. No existía la aglomeración de bares que hay ahora ni existían las terrazas, en realidad era más triste y desangelada y apenas había vida en ella excepto los niños a las mañanas que pertenecían al colegio de los Maristas que luego se traslado a la calle Iturribide y los fines de semana los niños que estaban con sus padres y abuelos. De vez en cuando se veían cuadrillas de estudiantes y obreros/as  poteando por los bares.

También  Iturribide comenzó a tener más ambiente también llamada La Senda de los Elefantes por que siempre terminabas con trompa.  Los bares tenían un disc-box de esos que hechas una moneda y sonaba un disco y allí nos juntábamos todo el mundo del rock and roll, íbamos a  comer tigres los sábados y domingos a las mañanas al bar los Molinos y a comer unos pinchos morunos en una taska que estaba al principio de la calle que ya no existe y a la tarde a potear por el barrio y ligar si se podía.

Íbamos también al bar las Campanas que ahora se llama Ikatz o al Naikari un bar de buenos pintxos donde íbamos los euskaldunes (Vascohablantes) Ahí conocí a Fitxi que años más tarde vendía  Quisquillas y Caracolillos en Barrenkale al lado del bar Ander y cuando hacíamos gaupasa (Quedarnos de juerga toda la noche)  comprábamos pan en una fábrica panadería que estaba junto al comienzo de la calle Fica para desayunar.

Iturribide sigue siendo aun una calle rockera con muchos bares Heavyes y algunas Taskas, unos  años después  comenzamos a ir por Barrenkale y las calles de su entorno que al principio estaba lleno de Txikiteros que cantaban bilbainadas en las tabernas y  nosotros también cantábamos pero canciones vascas de Benito Lertxundi, Mikel Laboa, Imanol y revolucionarias de las de entonces

Bar Ormaetxe - Casco Viejo de Bilbao
Bar Ormaetxe – Casco Viejo de Bilbao

y  de antaño de la Guerra Civil, aquellas canciones de guerra de Telesforo Monzón. El bar Hormaetxe tenia también un aparato de Disc-box y estaba todo el día sonando música de todo tipo desde rock con Deep Purple o Pop de moda Los Brincos, Mody Blues a la música de Benito Lertxundi, Mikel Laboa  y Oskorri con su Aita Semea kalean dago. Terminé de ésta canción hasta el cogote de tanto que la ponían.

El ambiente fue cambiando en esas calles, habia mucho estudiante universitario y las cuadrillas cada una eran gente de un partido político. Había d todo; Maoistas, abertzales, Troskistas, nacionalistas del PNV, Anarquistas, Hippies, friáis, macarrillas, gente que no sabias de qué vivian, artistas, cineastas, actores, actrices y fente de la farándula en general, vida Bohemia a patadas.  Recuerdo que cuando se cerraban las tascas a las noches nos reuníamos un montón de gente por la calle Barrenkale. Íbamos a la plazuelita que esta junto a la calle Torre y edificio de La Bolsa y allí la gente traía guitarras, instrumentos de percusión para desgracia de los vecinos que a veces nos tiraban agua desde los balcones

El agua era  para   que  nos   fuéramos de allí y les dejásemos dormir.   Nos poníamos  a  tocar  y  cantar  mientras  bebíamos  vino u  otro  tipo de bebidas  y  algunos/as fumaban porros. Mas tarde vino la Heroína (Caballo)  y hubo estragos entre la gente. Las drogas ya existían en los años 70 pero eran poca gente la que tenía acceso a ella casi era gente de barrios marginales como Las Cortes el barrio de Prostitutas  (La Palanca)  y  algunos  lugares del arrabal de Bilbao. Fue mas tarde cuando surgió la moda de fumar Hachis, que era casi un ritual y un nexo de comunicación casi mística o era la importancia que se le daba.

La mayoría la distribuían pequeños camellos o amigos que lo traían de Marruecos, aun no existían mafias como ahora y el Hachis era más puro y también había aceite de Hachis que inyectabas con una aguja al cigarro y este se empapaba de ello o la grifa que se fumaba en pipa igual que el Hachis. Había un local llamado La Lonja  que ahora es el Café Lamiak en la calle Pelota, donde incluso había colchones y allí la gente se tumbaba y escuchaba buena música, bebía cervezas y se  fumaban porros, era de un Anarco del barrio de Rekalde.

Otros  compraban  drogas  químicas  Bustaid,  Dixidrina y otras anfetaminas.   Las farmacias  las vendían  sin recetas y  se ponían cardíacos con esta Anfetamina que además el Bustaid se anunciaba en la tele como adelgazante. Y vinieron los Tripis de LSD y hubo gente que se quedo colgada para el resto de sus vidas.

El Speed y la Cocaína también aparecieron.   Era una época de cambios y «Revoluciones» mucho movimiento social y político venía la Apertura, Franco murió después, Venían nuevos tiempos y la gente estaba con ansias de libertad y la gente joven sobre todo quería su propio espacio y su propia vida.

En estos años había mucha movida de estudiantes y vida nocturna, muchas veces me quedaba en casas de chicas estudiantes a dormir y no aparecía en días por mi casa.  No eran como los estudiantes de ahora tenían otro espíritu más revolucionario y contestatario..

Las Universidades actuales ahora parecen tumbas y ya no hay movida estudiantil en Bilbao tan contestataria  pero si he visto en otros sitios como Madrid, Valladolid, Salamanca y Barcelona. Observo que  hoy día   en Bilbao parece que resurge el movimiento cultural alternativo en todos los campos fuera de la universidad; Música, Arte, Moda,  y demás disciplinas.

Existen sitios como ZAWbilbao, La Hacerla, el Espacio Phillipe Pascal, Espacio Abisal, la desaparecida SAREA Txakurberdea  y otros grupos de gentes que organizan cosas interesantes. Sobre todo por el barrio de San Francisco, pero todo ello choca con la cultura oficial del Palacio Euskalduna, el Teatro Arriaga o el Guggenheim que parece que …no se enteran.

También el Gaztetxe de Kukutza fue un lugar muy interesante pero desgraciadamente se malogró por culpa de la «autoridad» de un alcalde que se ha erigido como un caudillo populista que ha convertido a Bilbao en una ciudad de postal con poco contenido y que es amigo de los especuladores de Terrenos.

En los 70 hubo muchas aperturas de Gaztetxes y se ocupaban edificios por los jóvenes para hacer actividades culturales y organizar conciertos. Uno de ellos fue el de la calle Banco España del Casco Viejo que años más tarde fue cerrada después de mucha batalla. Este Gaztetxe tuvo mucha importancia en el desarrollo y difusión del Rock Radikal Vasco (R.R.V.)  pues fue pionera en Bilbao.”

Texto y fotos: Gotzon Monasterio

Próximamente, segunda parte: «Aventuras de un músico ex-tabernero por los bares míticos de Bilbao»

 

 

Artekale 26. Haciendo memoria

Carnicería halal, en la actualidad

El local de Artekale 26

En la actualidad ocupa el local de Artekale 26 una carnicería halal en la que se puede también comprar fruta, dulces y otros variados artículos de alimentación. Sin embargo, la lonja, como tantas otras del barrio, tiene una larga trayectoria a sus espaldas. Por el local han pasado distintos negocios a lo largo del tiempo, sin embargo, si alguno marcó época en ella, ése fue el de los Almacenes Antonio Guisasola. Si quieres conocer algunos detalles más de su historia, continúa leyendo.

Artekale 26 en la actualidad
Carnicería halal. Artekale 26 en la actualidad

Almacenes Antonio Guisasola

Los almacenes Antonio Guisasola fueron uno de los comercios textiles más importantes de Bilbao y emblemático dentro de las Siete Calles. Sito en Artekale 26, debió de nacer a finales de los años 30 o principios de los 40, alcanzando su mayor esplendor en las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo.

En su interior se podían adquirir todo tipo de tejidos, así como ropa de hogar, que, con la llegada del Prêt-à-porter, terminó siendo su especialidad, así como también distintos artículos propios de la mercería. En el almacén se atendía tanto a la venta mayorista, en el primer piso, como al detalle, en la lonja.

En un principio, el establecimiento ocupó las dos lonjas del inmueble de Artekale 26, las cuales se encontraban separadas por la escalera central de acceso a los pisos superiores destinados a vivienda, pero, con posterioridad, unió las dos lonjas en una, trasladando el portal al extremo derecho del edificio, tal y como lo podemos ver en la actualidad.

Obras de reforma

En las obras de reforma no se escatimaron gastos, cambió la estructura del edificio en sus primeras plantas, las cuales reforzó con vigas de hierro que sustituyeron a las anteriores de madera, consiguiendo así una hermosísima lonja totalmente diáfana, cosa infrecuente en las Siete Calles, ya que la gran mayoría de las casas de la zona conservan sus primitivas estructuras de madera, las cuales requieren un mayor número de pilares para la sustentación del edificio. En la fachada, mármol rojo travertino importado desde México, el cual todavía se conserva y merece la pena observar, aunque se encuentre algo deteriorado; las lunas de los escaparates eran de una sola pieza y modeladas en las esquinas, algo inaudito en nuestros días, aunque, desgraciadamente, tuvieron que ser sustituidas con posterioridad, es de suponer que a causa del tiroteo al que fueron sometidas en el año 1982, por lo que a día de hoy ya no es posible su disfrute. Al fondo del local una majestuosa escalera, que se abría en abanico, daba acceso a la primera planta que también fue remodelada en su totalidad, uniendo los dos pisos existentes y dejándola totalmente limpia y sin columnas. Sobre la escalera central una impresionante vidriera, con el escudo de armas del propietario, presidía todo el recinto comercial. Con los años, los almacenes se fueron expandiendo a la altura de este primer piso por los edificios colindantes y, según se dice, a esta altura se podía transitar de cantón a cantón sin salir del almacén, lo que puede dar una idea de la magnitud que llegaron a alcanzar.

Imagen del estado de los almacenes de Antonio Guisasola tras el tiroteo
Imagen del estado de los almacenes de Antonio Guisasola tras el tiroteo ´- La Gaceta del Norte – 1982

Decoración vintage

En la década de los 80 visité con cierta asiduidad estos almacenes y, la verdad, todavía entonces conservaban el aire «vintage» de los años 40 que hoy haría las delicias de los más exigentes amantes de lo vetusto. En el centro del local, un potente mostrador donde se exhibían diferentes artículos, y en la cabecera del mismo, al fondo, Don Antonio, sentado en alto, vigilaba la buena marcha del negocio. A los lados, dos grandes mostradores parapetaban a los prolijos dependientes que pacientemente atendían la incesante afluencia de clientela que no era, ni mucho menos, escasa. Junto a la entrada, un pequeño mostrador servía de soporte para la caja, la cual permanecía protegida tras un cristal sobre el que se abría una pequeña ventanilla con bordes latonados para permitir el trasiego de efectivo. En el primer piso, otros trabajadores atendían la venta al por mayor y preparaban los pedidos pendientes de servicio para los clientes minoristas de las numerosas tiendas que entonces existían en pueblos y barrios de nuestra geografía. Al fondo, junto a los ventanales que dan a la calle, las oficinas de administración y la caja.

Últimos años

En los años 90, a los pocos años del fallecimiento de D. Antonio Guisasola, suceso que, por cierto, aconteció en el propio establecimiento de Artekale 26, mientras D. Antonio permanecía al pie del cañón, trabajando, el negocio cerró y por el local pasaron diversas empresas en los años posteriores, aunque ya solo constaba de lonja y primer piso. Almacenes Sancho estuvo algún tiempo allí ubicado, hasta su quiebra, pero será Blancolor, que abrió en la lonja un comercio especializado en la venta de alfombras, el que permanecerá en Artekale, 26 durante más tiempo, hasta que, aproximadamente en 2012, trasladó la sección de alfombras a sus locales de la calle Tendería, habiendo permanecido cerrada la lonja desde entonces hasta el año pasado, momento en el que se produjo la apertura de la carnicería que ya he comentado al inicio.

 

Hoy se cumplen 37 años de un trágico suceso que conmocionó Bilbao

Calle Tendería Nº 3 en la actualidad

Si hoy visitamos el número 3 de la calle Tendería, no encontraremos ni el más mínimo rastro del trágico suceso que aconteció en este mismo lugar, tal día como hoy, de hace 37 años.

Sucedió durante el mediodía del lunes 26 de Enero de 1981, cuando la vida transcurría con absoluta normalidad en las Siete Calles de Bilbao y la mayoría de los comercios estaban a punto de terminar su jornada laboral de mañana. La misma cotidianidad imperaba en los grandes almacenes Martín Aldazabal, comercio dedicado a la venta de telas y confecciones variadas, el cual se había trasladado desde su ubicación original en Carnicería Vieja a ésta actual, en el año 1953. Sin embargo, como sucede casi siempre en todas las tragedias, en un instante la rutina se convirtió en horror. A la una y diez saltó una chispa dentro de las entonces novedosas instalaciones de aire acondicionado del local y en un momento las chispas se convirtieron en potentes e imparables llamas.

Martín Aldazabal
Imagen del incendio en el número 3 de la calle Tendería – La Gaceta del Norte (Fotos Amala y Cecilio hijo)

El incendio fue devastador y los almacenes, que constaban de planta baja y cuatro pisos, quedaron totalmente destruidos. Los daños materiales fueron extraordinarios y se calcularon, sólo en existencias, unas pérdidas de unos 200 millones de las antiguas pesetas (unos 4 millones de euros, actualizando el valor). Pero lo más trágico fue el fallecimiento de dos de las empleadas del establecimiento que, estando en los pisos superiores, no tuvieron tiempo de ponerse a salvo. Las víctimas del incendio fueron Mirentxu Garrido Rico, de 21 años de edad y Mari Carmen Murga Orive, de 37, y que, según sus compañeras, debían estar cambiándose de ropa para salir del trabajo. Afortunadamente, los otros diez empleados del comercio presentes, así como el público que se encontraba en la tienda en aquel fatídico momento, lograron ponerse a salvo rápidamente y no sufrieron daño alguno. A pesar de que la plantilla era de unos 24 trabajadores, la mitad de ellos había salido a la una, por lo que se encontraban ausentes cuando se inició el incendio sobre la una y diez del mediodía.

El incendio se originó, como ya hemos dicho, en el sistema de aire acondicionado situado a la altura del techo de la planta baja y se propagó rápidamente por los conductos de la instalación que debieron actuar como si fueran auténticas chimeneas. Si además tenemos en cuenta que aquellos años fueron los más felices para el Tergal y su fibra preferida, el poliéster, los textiles almacenados en el edificio también debieron favorecer mucho la propagación del incendio. Curiosamente, esa misma mañana había pasado un técnico a revisar la instalación, «ya que metía un ruidito». Así se  lo comentaba uno de los empleados de la empresa al redactor de La Gaceta del Norte.

Aldazabal
Los bomberos en el Número 3 de la calle Tendería – La Gaceta del Norte (Fotos Amala y Cecilio hijo)

Aunque los bomberos llegaron con prontitud al lugar de los hechos, el incendio había adquirido ya unas proporciones desmesuradas. Colaboraron en su extinción hasta 60 efectivos de los parques de bomberos de Bilbao, Getxo, Galdakano y Durango.  Intentaron acceder al interior del inmueble, pero la magnitud de las llamas, de hasta seis metros de altura, según cuentan las crónicas, lo hacía imposible. Se emplearon dos escalas gigantes y durante muchas horas se estuvo vertiendo agua sobre el edificio e incluso se echó mano del agua de la ría ya que no era suficiente con las abundantes bocas de riego que había en la zona, pero las llamas no cedían. Los pisos se fueron derrumbando uno a uno, hasta que a las ocho menos cuarto de la tarde y ante el peligro de derrumbe de la fachada que se había abombado alarmantemente hacia la calle, la pared fue abatida con una grúa de Aldaiturriaga armada con una enorme bola y se consiguió que los escombros cayeran en su mayor parte hacia el interior del inmueble. A las diez de la noche, el fuego no había sido todavía controlado en su totalidad.

Ante el peligro de que se extendiera el fuego, fueron desalojados numerosos edificios colindantes con el número 3 de la calle Tendería : Los números 1 y 5 de la misma calle, los portales 2, 4 y 6 de Belostikale, así como las casas de Tendería que quedaban enfrente de los almacenes siniestrados, fueron desocupados en su totalidad. Los vecinos afectados fueron alojados, en un primer momento, en diferentes pensiones y casas particulares del barrio que se prestaron a darles cobijo. La mayoría, no obstante, tardaría bastante tiempo más en poder regresar a sus hogares, ya que los daños producidos, tanto por el agua de los bomberos como por el fuego en si, fueron considerables en estos edificios próximos al incendiado y colapsado.

Número 3 de la calle Tendería en la actualidad
Número 3 de la calle Tendería en la actualidad

El solar permaneció vacío durante bastantes años, hasta que en 1991 se levantó el bonito edificio del arquitecto Juan Carlos Sinde Etxebarría que hoy podemos observar en el mismo lugar que ocupó aquel otro y al que, según parece, se añadió el Nº 5, aunque no sé si como consecuencia del mismo desastre o por otras circunstancias, pero lo cierto es que a día de hoy no existe el Nº 5 de Tendería. Un edificio que, por otro lado y aunque no sea siempre frecuente, resulta muy respetuoso con el entorno urbano que le rodea.

Puedes leer la noticia tal como la publicaba al día siguiente el periódico El País