Hoy se cumplen 37 años de un trágico suceso que conmocionó Bilbao

Calle Tendería Nº 3 en la actualidad

Si hoy visitamos el número 3 de la calle Tendería, no encontraremos ni el más mínimo rastro del trágico suceso que aconteció en este mismo lugar, tal día como hoy, de hace 37 años.

Sucedió durante el mediodía del lunes 26 de Enero de 1981, cuando la vida transcurría con absoluta normalidad en las Siete Calles de Bilbao y la mayoría de los comercios estaban a punto de terminar su jornada laboral de mañana. La misma cotidianidad imperaba en los grandes almacenes Martín Aldazabal, comercio dedicado a la venta de telas y confecciones variadas, el cual se había trasladado desde su ubicación original en Carnicería Vieja a ésta actual, en el año 1953. Sin embargo, como sucede casi siempre en todas las tragedias, en un instante la rutina se convirtió en horror. A la una y diez saltó una chispa dentro de las entonces novedosas instalaciones de aire acondicionado del local y en un momento las chispas se convirtieron en potentes e imparables llamas.

Martín Aldazabal
Imagen del incendio en el número 3 de la calle Tendería – La Gaceta del Norte (Fotos Amala y Cecilio hijo)

El incendio fue devastador y los almacenes, que constaban de planta baja y cuatro pisos, quedaron totalmente destruidos. Los daños materiales fueron extraordinarios y se calcularon, sólo en existencias, unas pérdidas de unos 200 millones de las antiguas pesetas (unos 4 millones de euros, actualizando el valor). Pero lo más trágico fue el fallecimiento de dos de las empleadas del establecimiento que, estando en los pisos superiores, no tuvieron tiempo de ponerse a salvo. Las víctimas del incendio fueron Mirentxu Garrido Rico, de 21 años de edad y Mari Carmen Murga Orive, de 37, y que, según sus compañeras, debían estar cambiándose de ropa para salir del trabajo. Afortunadamente, los otros diez empleados del comercio presentes, así como el público que se encontraba en la tienda en aquel fatídico momento, lograron ponerse a salvo rápidamente y no sufrieron daño alguno. A pesar de que la plantilla era de unos 24 trabajadores, la mitad de ellos había salido a la una, por lo que se encontraban ausentes cuando se inició el incendio sobre la una y diez del mediodía.

El incendio se originó, como ya hemos dicho, en el sistema de aire acondicionado situado a la altura del techo de la planta baja y se propagó rápidamente por los conductos de la instalación que debieron actuar como si fueran auténticas chimeneas. Si además tenemos en cuenta que aquellos años fueron los más felices para el Tergal y su fibra preferida, el poliéster, los textiles almacenados en el edificio también debieron favorecer mucho la propagación del incendio. Curiosamente, esa misma mañana había pasado un técnico a revisar la instalación, «ya que metía un ruidito». Así se  lo comentaba uno de los empleados de la empresa al redactor de La Gaceta del Norte.

Aldazabal
Los bomberos en el Número 3 de la calle Tendería – La Gaceta del Norte (Fotos Amala y Cecilio hijo)

Aunque los bomberos llegaron con prontitud al lugar de los hechos, el incendio había adquirido ya unas proporciones desmesuradas. Colaboraron en su extinción hasta 60 efectivos de los parques de bomberos de Bilbao, Getxo, Galdakano y Durango.  Intentaron acceder al interior del inmueble, pero la magnitud de las llamas, de hasta seis metros de altura, según cuentan las crónicas, lo hacía imposible. Se emplearon dos escalas gigantes y durante muchas horas se estuvo vertiendo agua sobre el edificio e incluso se echó mano del agua de la ría ya que no era suficiente con las abundantes bocas de riego que había en la zona, pero las llamas no cedían. Los pisos se fueron derrumbando uno a uno, hasta que a las ocho menos cuarto de la tarde y ante el peligro de derrumbe de la fachada que se había abombado alarmantemente hacia la calle, la pared fue abatida con una grúa de Aldaiturriaga armada con una enorme bola y se consiguió que los escombros cayeran en su mayor parte hacia el interior del inmueble. A las diez de la noche, el fuego no había sido todavía controlado en su totalidad.

Ante el peligro de que se extendiera el fuego, fueron desalojados numerosos edificios colindantes con el número 3 de la calle Tendería : Los números 1 y 5 de la misma calle, los portales 2, 4 y 6 de Belostikale, así como las casas de Tendería que quedaban enfrente de los almacenes siniestrados, fueron desocupados en su totalidad. Los vecinos afectados fueron alojados, en un primer momento, en diferentes pensiones y casas particulares del barrio que se prestaron a darles cobijo. La mayoría, no obstante, tardaría bastante tiempo más en poder regresar a sus hogares, ya que los daños producidos, tanto por el agua de los bomberos como por el fuego en si, fueron considerables en estos edificios próximos al incendiado y colapsado.

Número 3 de la calle Tendería en la actualidad
Número 3 de la calle Tendería en la actualidad

El solar permaneció vacío durante bastantes años, hasta que en 1991 se levantó el bonito edificio del arquitecto Juan Carlos Sinde Etxebarría que hoy podemos observar en el mismo lugar que ocupó aquel otro y al que, según parece, se añadió el Nº 5, aunque no sé si como consecuencia del mismo desastre o por otras circunstancias, pero lo cierto es que a día de hoy no existe el Nº 5 de Tendería. Un edificio que, por otro lado y aunque no sea siempre frecuente, resulta muy respetuoso con el entorno urbano que le rodea.

Puedes leer la noticia tal como la publicaba al día siguiente el periódico El País

 

7 curiosos anuncios publicitarios de otros tiempos

Restaurante El Tejao

Publicidad antigua de negocios de las Siete Calles

Loción para el cabello de venta exclusiva en la Peluquería de Carbonell
Publicidad antigua de loción para el cabello de venta exclusiva en la Peluquería de Carbonell – Año 1880

Un buen ejemplo de publicidad antigua es este curioso anuncio decimonónico en el que podemos constatar la existencia real de aquella famosa peluquería sita en un paraje de Bilbao, con el que no daban los bilbainos, y que regentaba un «ladino francés» al que le tocó la lotería. Por supuesto, me refiero a la Peluquería de Carbonell

El mensaje publicitario no tiene desperdicio:

«Invariablemente devuelve á las Canas su color de juventud; les comunica una vida una nueva crecencia y una hermosura brillante. Su eficacia es segura y perfecta y hace desaparecer pronto el color gris del cabello.  No es un tinte; su propiedad natural e infalible es fortalecer la cabellera»

 

Restaurante El Tejao
Restaurante «El Tejao»,  en la calle Pelota Nº 6 – Año 1931 – La Gaceta del Norte

Resultaría realmente sorprendente encontrarse hoy en día una publicidad como la que hacía el restaurante «El Tejao», de la calle Pelota, en los años 30 del siglo XX. Una publicidad que prometiera una comida rica en calorías, saturada de carbohidratos, proteínas y grasas, sería considerada en la actualidad como absurda y disparatada.  Hoy, por el contrario. proliferan los restaurantes vegetarianos, la cocina de autor y los menús degustación que, en general, engordar, lo que se dice engordar. no engordan. Me lo apunto para reflexionar…

Hotel Inglaterra
Hotel Inglaterra – La Gaceta del Norte

Husmeando en la publicidad antigua, nos encontramos con datos realmente curiosos: Hotel Inglaterra, propietarios alemanes y el gerente Otto, parece que la buena fama de anglosajones y germanos no es algo privativo del momento actual. Resulta bastante chocante que publiciten la propiedad y la gerencia. Nunca había visto cosa igual.

Curiosamente, el «Hotel de Inglaterra» se asentaba en la misma ubicación que el que, al parecer, está previsto abrir próximamente en el antiguo edificio de Laboral Kutxa en El Arenal bilbaino, esquina con Correo. La historia se repite y sería un puntazo que se recuperara el nombre.

Publicidad antigua: Tupinamba - Aretkale, 24 - 1907
La publicidad antigua ya utilizaba los nombres exóticos: Tupinamba – Aretkale, 24 – Año 1907 – La Gaceta del Norte

Parece que, según podemos comprobar en el recorte publicitario, ya a principios del siglo XX se comenzaban a utilizar nombres comerciales exóticos. Y es que, dadas las especialidades del establecimiento en cuestión, todas ellas importadas de ultramar, parece bastante coherente el uso del término Tupinamba en su denominación. ya que se refiere a una tribu amerindia originaria de Brasil.

La marca todavía existe como Cafés Tupinamba y, al parecer, al menos en aquellos tiempos tenían sucursales en muchas ciudades.

Ajenjo y Martínez - Barrenkale. 3
Publicidad antigua de papel de fumar JEAN – Ajenjo y Martínez – Barrenkale. 3 – 1930 – La Gaceta del Norte

Los que ya peinamos canas desde hace tiempo, recordamos muy bien la marca de cigarrillos JEAN. Pues bien, parece que la marca de tabaco tuvo su origen en la fabricación de papel de liar para fumadores. Aunque no he podido encontrar la relación directa entre ambas actividades, parece indudable su vinculación a través de la imagen de marca conseguida con el ajedrezado de su diseño innovador en aquellos tiempos, habiendo recibido un premio en la Exposición Internacional de Barcelona en 1929. En Bilbao, tenía la exclusiva de su venta Ajenjo y Martínez, en Barrenkale, 3.

Mendaza, Melero y Cia. - Portal de Zamudio, 4 - 1922
Mendaza, Melero y Cia. – Portal de Zamudio, 4 – 1922

Con el sugerente título de «Nuevos Comercios» apareció publicado en prensa este mensaje publicitario disfrazado de artículo de prensa. La publicidad antigua ya empleaba subterfugios para meter sus mensajes. Está todo inventado…

«Sigue el comercio bilbaíno dando nuevas pruebas de actividad y expansión.
Un ejemplo de ello es el Almacén de Paños y Novedades al por mayor y menor que los señores Mendaza, Melero y Compañía han establecido en el Portal de Zamudio, número 4, con entrada por la calle de la Ronda.
Esta nueva casa, admirablemente surtida con los más diversos artículos de novedad ha adquirido rápidamente una numerosa y adicta clientela por sus serias transacciones y sus limitados precios.
Nuestras lectoras, buenas administradoras de los intereses del hogar, no deben olvidar la dirección de la Casa de los señores Mendaza, Melero y Compañía.»

Funeraria Hijos de Baro - Somera y Carnicería Vieja
Funeraria Hijos de Baro – Somera y Carnicería Vieja – 1908 – La Gaceta del Norte

Un negocio, el de las funerarias, que hace ya muchos años que no tiene presencia en el Casco Viejo de Bilbao, pero que en los primeros años del siglo XX gozaba de gran popularidad en la zona, y la competencia entre los diferentes despachos del barrio era intensa.

«Coches fúnebres de todas clases. Gran surtido de coronas y hábitos»

Aunque pudiera llevar a engaño, no es que existieran diferentes modelos de coches para el transporte fúnebre, es que, en aquellos tiempos, la categoría o clase de los coches fúnebres se cifraba por el número de caballos que lo arrastraban y estaba además  de moda amortajar a los difuntos con los hábitos de las diferentes órdenes religiosas, según las devociones de cada cual. Tempus fugit…

El villancico de San Antón – Polit Ederra

Escrito en los años 50 – 60 del pasado siglo por D. Claudio Gallastegui, famoso párroco de San Antón, quien le puso letra, y por D. Arturo Intxausti, organista en aquellos tiempos de la misma iglesia, quien escribió la música, Polit Ederra es uno de los villancicos más populares en euskera y es interpretado por numerosos coros de la tierra en estas fechas navideñas.

Os dejo una muestra de la interpretación del mismo por el coro «Trapagako Abeslariak». Espero que os guste para despedir estas fiestas.

Vendedores ambulantes en las 7 calles ¿una tradición recuperada?

Vendedores ambulantes en La Cruz
Vendedores ambulantes en La Cruz - Recuerda las bilbainadas
Vendedores ambulantes en las Siete Calles – Recuerda las bilbainadas

Cuando paseando por las Siete Calles vemos puestos de vendedores ambulantes, tal vez pensemos que es una actividad novedosa que nunca hemos conocido por estos lares. Pero podemos acudir a las bilbainadas y nos daremos cuenta de que, sin embargo, y a pesar de que haya estado aletargada durante muchos decenios, no es una actividad tan extraña a nuestra tradición.

¿Qué nos dicen las bilbainadas?

Las bilbainadas, además de constituir una parte importante de nuestro acerbo cultural y festivo, son también una magnífica fuente de información histórica, ya que, en la mayoría de sus temas, las letras guardan una profunda relación con los usos y costumbres de un Bilbao que hoy prácticamente ha desaparecido y que, por lo tanto, desconocemos. Si no fuera por las bilbainadas, nadie se acordaría hoy de que hubo una peluquería en La Plaza Nueva que se llamaba Carbonell, ni de que en Santurtzi hubo sardineras que venían por toda la orilla a vender sus sardinas «freskue» a Bilbao, ni de que hubo un Puente Colgante muy elegante, ni de tantas y tantas otras cosas que nos cuentan estas canciones en sus letras. Pues bien, una de ellas es que hubo un tiempo en que entre La Plaza de los Santos Juanes, Los Arcos de La Ribera y San Antón se apostaban numerosos revendedores que ofrecían sus productos a la población que por allí transitaba y que, en aquellos tiempos, debía ser bastante más abundante que en la actualidad, aunque todavía hoy se puede ver algún que otro revendedor bajo Los Arcos. Sobre todo los días de lluvia, ofreciendo paraguas a los viandantes despistados que han salido a la calle sin él o a los turistas mal avisados del tiempo predominante en nuestra villa.

Así que, aunque nada tengan que ver los artículos que hoy nos ofrecen con los que ofrecían aquellos bilbainos de entonces, ni aunque tampoco sean los mismos lugares en los que ejercen su actividad, bien podemos decir que desde el África subsahariano han venido a recuperar, inconscientemente, una vieja tradición bilbaina perdida durante algún tiempo. Y es que los tiempos mandan y la necesidad también…

Ahí os dejo la letra de la canción tal y como yo la recuerdo, ya que me ha resultado imposible cerciorarme de la existencia de una «versión oficial». Curiosamente, aunque existen muchas versiones de otras bilbainadas, ésta no la he podido encontrar interpretada por ninguno de los clásicos, así que al final os dejo un enlace a Spotify con la versión que nos ofrece «Clave de Folk».

En la Plaza de los Santos Juanes – Bilbainada

En la Plaza de los Santos Juanes,
de Los Arcos hasta San Antón,

Hay revendedores que nunca han pagado
al Ayuntamiento su contribución.
Hay revendedores que nunca han pagado
al Ayuntamiento su contribución.

Venden plumas, chisqueros, relojes
y otras cosas de mucho valor,.

Gracia ya os haría, si fuerais un día,
solo por ver cambiar y ver descambiar.
Gracia ya os haría, si fuerais un día,
solo por ver cambiar y ver descambiar.

¿Quién me compra? ¿quién me vende?,
¿quién me compra este reloj, que procede de un inglés?.

Y el que toma un chiquito en Somera,
una noche pasa en La Galera,
al cho, al cho, al cho, al chorizo le llaman jamón.

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No he encontrado más enlaces a la bilbainada que éste de Spotify con una versión bastante diferente a la que yo he oído de boca a oreja. Espero que sea asequible para todos su audición.

Algunos secretos de la Iglesia de San Antón

Órgano de San Antón
Himno Bomba - Ledesma
Curiosa portada de la partitura del Himno Bomba de Ledesma con la Iglesia de San Antón de fondo – S.XIX – Bombardeo sobre Bilbao en La Carlistada – Archivo de la B.N.E.

Una puerta misteriosa

Un detalle de la iglesia de San Antón que muy poca gente conoce es el motivo de la existencia de una puerta en el lateral de la Capilla de Santa Lucía. Esta capilla es la más antigua de la iglesia y en su momento perteneció a la familia Leguizamón. Lo extraño de la puerta es que debería comunicar con La Ribera, pero en el exterior no existe ninguna puerta aunque, para un observador atento, si se pueden intuir en la pared trazos de su existencia en otros tiempos. Desde el interior y en la actualidad, aunque la puerta se sigue manteniendo en el mismo lugar, lo cierto es que no conduce a ningún sitio, está cegada. Sin embargo, si la abrimos, todavía se puede ver el inicio de unas escaleras que mueren en la pared al poco de iniciarse. Como es sabido, hasta finales del siglo XIX, el edificio del Consulado y Ayuntamiento de la villa estaba anexo a la iglesia de San Antón, pared con pared.  Quizás sea menos conocido que, desde finales del siglo XVII, esta capilla pasó a ser oficialmente del Consulado, por lo que, en estas circunstancias y dada la fuerte aversión que las clases privilegiadas tenían en aquellos tiempos a tratarse con el populacho, la puerta servía de acceso privado a la iglesia para los prebostes del Consulado y Ayuntamiento que, como era habitual entre la nobleza, seguían los oficios religiosos desde su capilla privada. Parece ser que los Leguizamón también dispusieron de algún acceso directo a la capilla desde su casa torre de Somera, pero esta sería otra historia.

La terraza de San Antón

Terraza de San Antón
Terraza sobre el atrio de entrada a la Iglesia de San Antón

También en relación con los vestigios que aún perduran de la antigua ubicación del Ayuntamiento de Bilbao, edificio anexo a la Iglesia de San Antón, podemos fijarnos en la terraza que sirve de techo al atrio de la entrada principal de esta emblemática iglesia. Esta construcción no es propia de la iglesia sino del antiguo Ayuntamiento y Consulado de la Villa, la cual hacía las funciones de palco para asistir a los diversos espectáculos que por entonces se celebraban en la conocida popularmente como «Plaza Vieja». Hay que recordar que aquella plaza hacía las funciones de coso taurino cuando la ocasión lo requería y también era el lugar desde donde partían las procesiones de Semana Santa, así como el sitio donde tenían lugar muchos otros acontecimientos populares. Pues bien, lo curioso de la terraza es que resulta inaccesible desde el interior de la iglesia.  Dispone de puerta, pero para acceder a ella es necesario hacer un proceloso itinerario, sin acondicionar, por las zonas más altas del edificio y saltar sobre uno de los tejados del templo, pues es allí donde se encuentra la puerta de acceso al balcón.

El osario de la Iglesia de San Antón

San Cosme y San Damián en la Iglesia de San Antón
Osario en la Iglesia de San Antón

Como ya es conocido, hasta finales del siglo XVIII o principios del XIX, dependiendo de la voluntad de cada municipio, los enterramientos de difuntos se realizaban en el interior de las iglesias. Bilbao será uno de los primeros municipios vizcainos en hacer inhumaciones «extra sacra» y ya en los primeros años del XIX se están utilizando los terrenos del antiguo Convento de San Francisco como cementerio, si bien será el Cementerio de Mallona el que quedará como definitivo de la villa hasta la construcción del actual de Vista Alegre en Derio.
Pues bien, durante las excavaciones arqueológicas que se realizaron en la Iglesia de San Antón con motivo de las obras de acondicionamiento que en ella se llevaron a cabo durante los años 90 del pasado siglo, aparecieron numerosos restos humanos bajo el suelo del templo, restos acumulados durante siglos, como uno se puede imaginar.  Estos restos se siguen guardando en el interior de la iglesia, aunque para ellos se buscó una ubicación más acorde con los tiempos y se conservan en el habitáculo que queda bajo la escalera de acceso al coro, vigilados por las imágenes de San Cosme y San Damián, que para algo son los patronos de los médicos.

El órgano de San Antón

Órgano de la Iglesia de San Antón
Órgano de la Iglesia de San Antón

Este es un detalle que nos suele pasar inadvertido en gran parte de las iglesias que visitamos y, sin embargo, en muchas ocasiones, como en ésta, los órganos que se albergan en ellas se pueden considerar verdaderas joyas de la música instrumental.
La iglesia de San Antón cuenta con el que tal vez sea el más grande órgano romántico francés de la Villa. construido por Charles Mutin en 1901, digno sucesor de Aristide Cavaillé-Coll al frente de su famoso taller de organería, se trata de un instrumento de una gran calidad, construido según la tradición romántica sinfónica francesa. Por sus teclados han pasado músicos ilustres como Arturo Intxausti, compositor junto a D. Claudio Gallastegi del popular himno a la Virgen de Begoña, «Begoñako Andra Mari».
En la actualidad, el instrumento es tañido por Iñigo de Peque y puede escucharse los sábados por la tarde y los domingos por la mañana en las eucaristías, así como en los eventuales ensayos y, por supuesto, en los conciertos que ocasionalmente se ofrecen en él.