Hoy os presentamos a Polita XL, una tienda que se encuentra en Carnicería Vieja.
Polita XL – Carnicería Vieja, 21
Carnicería Vieja es una de las 7 calles con más diversidad de negocios Este fue el principal motivo por el que Ainara eligiese crear aquí su proyecto.
Prendas de moda en el interior del comercio
Polita XL es una tienda especializada en tallas grandes, desde la 44 a la 70, en ella podremos encontrar la última moda a precios asequibles además de una variedad de colores que, aprovechando la llegada de la primavera, ¡¡ Te encantarán!!
Os esperan a todos en Carnicería Vieja Nº 21
Podemos elegir entre un amplio surtido de modelosUn ambiente acogedor en el interior de la tienda
En la actualidad ocupa el local de Artekale 26 una carnicería halal en la que se puede también comprar fruta, dulces y otros variados artículos de alimentación. Sin embargo, la lonja, como tantas otras del barrio, tiene una larga trayectoria a sus espaldas. Por el local han pasado distintos negocios a lo largo del tiempo, sin embargo, si alguno marcó época en ella, ése fue el de los Almacenes Antonio Guisasola. Si quieres conocer algunos detalles más de su historia, continúa leyendo.
Carnicería halal. Artekale 26 en la actualidad
Almacenes Antonio Guisasola
Los almacenes Antonio Guisasola fueron uno de los comercios textiles más importantes de Bilbao y emblemático dentro de las Siete Calles. Sito en Artekale 26, debió de nacer a finales de los años 30 o principios de los 40, alcanzando su mayor esplendor en las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo.
En su interior se podían adquirir todo tipo de tejidos, así como ropa de hogar, que, con la llegada del Prêt-à-porter, terminó siendo su especialidad, así como también distintos artículos propios de la mercería. En el almacén se atendía tanto a la venta mayorista, en el primer piso, como al detalle, en la lonja.
En un principio, el establecimiento ocupó las dos lonjas del inmueble de Artekale 26, las cuales se encontraban separadas por la escalera central de acceso a los pisos superiores destinados a vivienda, pero, con posterioridad, unió las dos lonjas en una, trasladando el portal al extremo derecho del edificio, tal y como lo podemos ver en la actualidad.
Obras de reforma
En las obras de reforma no se escatimaron gastos, cambió la estructura del edificio en sus primeras plantas, las cuales reforzó con vigas de hierro que sustituyeron a las anteriores de madera, consiguiendo así una hermosísima lonja totalmente diáfana, cosa infrecuente en las Siete Calles, ya que la gran mayoría de las casas de la zona conservan sus primitivas estructuras de madera, las cuales requieren un mayor número de pilares para la sustentación del edificio. En la fachada, mármol rojo travertino importado desde México, el cual todavía se conserva y merece la pena observar, aunque se encuentre algo deteriorado; las lunas de los escaparates eran de una sola pieza y modeladas en las esquinas, algo inaudito en nuestros días, aunque, desgraciadamente, tuvieron que ser sustituidas con posterioridad, es de suponer que a causa del tiroteo al que fueron sometidas en el año 1982, por lo que a día de hoy ya no es posible su disfrute. Al fondo del local una majestuosa escalera, que se abría en abanico, daba acceso a la primera planta que también fue remodelada en su totalidad, uniendo los dos pisos existentes y dejándola totalmente limpia y sin columnas. Sobre la escalera central una impresionante vidriera, con el escudo de armas del propietario, presidía todo el recinto comercial. Con los años, los almacenes se fueron expandiendo a la altura de este primer piso por los edificios colindantes y, según se dice, a esta altura se podía transitar de cantón a cantón sin salir del almacén, lo que puede dar una idea de la magnitud que llegaron a alcanzar.
Imagen del estado de los almacenes de Antonio Guisasola tras el tiroteo ´- La Gaceta del Norte – 1982
Decoración vintage
En la década de los 80 visité con cierta asiduidad estos almacenes y, la verdad, todavía entonces conservaban el aire «vintage» de los años 40 que hoy haría las delicias de los más exigentes amantes de lo vetusto. En el centro del local, un potente mostrador donde se exhibían diferentes artículos, y en la cabecera del mismo, al fondo, Don Antonio, sentado en alto, vigilaba la buena marcha del negocio. A los lados, dos grandes mostradores parapetaban a los prolijos dependientes que pacientemente atendían la incesante afluencia de clientela que no era, ni mucho menos, escasa. Junto a la entrada, un pequeño mostrador servía de soporte para la caja, la cual permanecía protegida tras un cristal sobre el que se abría una pequeña ventanilla con bordes latonados para permitir el trasiego de efectivo. En el primer piso, otros trabajadores atendían la venta al por mayor y preparaban los pedidos pendientes de servicio para los clientes minoristas de las numerosas tiendas que entonces existían en pueblos y barrios de nuestra geografía. Al fondo, junto a los ventanales que dan a la calle, las oficinas de administración y la caja.
Últimos años
En los años 90, a los pocos años del fallecimiento de D. Antonio Guisasola, suceso que, por cierto, aconteció en el propio establecimiento de Artekale 26, mientras D. Antonio permanecía al pie del cañón, trabajando, el negocio cerró y por el local pasaron diversas empresas en los años posteriores, aunque ya solo constaba de lonja y primer piso. Almacenes Sancho estuvo algún tiempo allí ubicado, hasta su quiebra, pero será Blancolor, que abrió en la lonja un comercio especializado en la venta de alfombras, el que permanecerá en Artekale, 26 durante más tiempo, hasta que, aproximadamente en 2012, trasladó la sección de alfombras a sus locales de la calle Tendería, habiendo permanecido cerrada la lonja desde entonces hasta el año pasado, momento en el que se produjo la apertura de la carnicería que ya he comentado al inicio.
Si hoy visitamos el número 3 de la calle Tendería, no encontraremos ni el más mínimo rastro del trágico suceso que aconteció en este mismo lugar, tal día como hoy, de hace 37 años.
Sucedió durante el mediodía del lunes 26 de Enero de 1981, cuando la vida transcurría con absoluta normalidad en las Siete Calles de Bilbao y la mayoría de los comercios estaban a punto de terminar su jornada laboral de mañana. La misma cotidianidad imperaba en los grandes almacenes Martín Aldazabal, comercio dedicado a la venta de telas y confecciones variadas, el cual se había trasladado desde su ubicación original en Carnicería Vieja a ésta actual, en el año 1953. Sin embargo, como sucede casi siempre en todas las tragedias, en un instante la rutina se convirtió en horror. A la una y diez saltó una chispa dentro de las entonces novedosas instalaciones de aire acondicionado del local y en un momento las chispas se convirtieron en potentes e imparables llamas.
Imagen del incendio en el número 3 de la calle Tendería – La Gaceta del Norte (Fotos Amala y Cecilio hijo)
El incendio fue devastador y los almacenes, que constaban de planta baja y cuatro pisos, quedaron totalmente destruidos. Los daños materiales fueron extraordinarios y se calcularon, sólo en existencias, unas pérdidas de unos 200 millones de las antiguas pesetas (unos 4 millones de euros, actualizando el valor). Pero lo más trágico fue el fallecimiento de dos de las empleadas del establecimiento que, estando en los pisos superiores, no tuvieron tiempo de ponerse a salvo. Las víctimas del incendio fueron Mirentxu Garrido Rico, de 21 años de edad y Mari Carmen Murga Orive, de 37, y que, según sus compañeras, debían estar cambiándose de ropa para salir del trabajo. Afortunadamente, los otros diez empleados del comercio presentes, así como el público que se encontraba en la tienda en aquel fatídico momento, lograron ponerse a salvo rápidamente y no sufrieron daño alguno. A pesar de que la plantilla era de unos 24 trabajadores, la mitad de ellos había salido a la una, por lo que se encontraban ausentes cuando se inició el incendio sobre la una y diez del mediodía.
El incendio se originó, como ya hemos dicho, en el sistema de aire acondicionado situado a la altura del techo de la planta baja y se propagó rápidamente por los conductos de la instalación que debieron actuar como si fueran auténticas chimeneas. Si además tenemos en cuenta que aquellos años fueron los más felices para el Tergal y su fibra preferida, el poliéster, los textiles almacenados en el edificio también debieron favorecer mucho la propagación del incendio. Curiosamente, esa misma mañana había pasado un técnico a revisar la instalación, «ya que metía un ruidito». Así se lo comentaba uno de los empleados de la empresa al redactor de La Gaceta del Norte.
Los bomberos en el Número 3 de la calle Tendería – La Gaceta del Norte (Fotos Amala y Cecilio hijo)
Aunque los bomberos llegaron con prontitud al lugar de los hechos, el incendio había adquirido ya unas proporciones desmesuradas. Colaboraron en su extinción hasta 60 efectivos de los parques de bomberos de Bilbao, Getxo, Galdakano y Durango. Intentaron acceder al interior del inmueble, pero la magnitud de las llamas, de hasta seis metros de altura, según cuentan las crónicas, lo hacía imposible. Se emplearon dos escalas gigantes y durante muchas horas se estuvo vertiendo agua sobre el edificio e incluso se echó mano del agua de la ría ya que no era suficiente con las abundantes bocas de riego que había en la zona, pero las llamas no cedían. Los pisos se fueron derrumbando uno a uno, hasta que a las ocho menos cuarto de la tarde y ante el peligro de derrumbe de la fachada que se había abombado alarmantemente hacia la calle, la pared fue abatida con una grúa de Aldaiturriaga armada con una enorme bola y se consiguió que los escombros cayeran en su mayor parte hacia el interior del inmueble. A las diez de la noche, el fuego no había sido todavía controlado en su totalidad.
Ante el peligro de que se extendiera el fuego, fueron desalojados numerosos edificios colindantes con el número 3 de la calle Tendería : Los números 1 y 5 de la misma calle, los portales 2, 4 y 6 de Belostikale, así como las casas de Tendería que quedaban enfrente de los almacenes siniestrados, fueron desocupados en su totalidad. Los vecinos afectados fueron alojados, en un primer momento, en diferentes pensiones y casas particulares del barrio que se prestaron a darles cobijo. La mayoría, no obstante, tardaría bastante tiempo más en poder regresar a sus hogares, ya que los daños producidos, tanto por el agua de los bomberos como por el fuego en si, fueron considerables en estos edificios próximos al incendiado y colapsado.
Número 3 de la calle Tendería en la actualidad
El solar permaneció vacío durante bastantes años, hasta que en 1991 se levantó el bonito edificio del arquitecto Juan Carlos Sinde Etxebarría que hoy podemos observar en el mismo lugar que ocupó aquel otro y al que, según parece, se añadió el Nº 5, aunque no sé si como consecuencia del mismo desastre o por otras circunstancias, pero lo cierto es que a día de hoy no existe el Nº 5 de Tendería. Un edificio que, por otro lado y aunque no sea siempre frecuente, resulta muy respetuoso con el entorno urbano que le rodea.
Puedes leer la noticia tal como la publicaba al día siguiente el periódico El País
Son muchos los oficios antiguos y sectores comerciales que han ido desapareciendo como consecuencia de los cambios en las necesidades de los consumidores. Este es el caso del comercio sobre el que hablamos en este artículo. Nacido a finales del siglo XIX, estuvo especializado en pasamanería y botones. Seguramente, muchos de los lectores de estas lineas desconozcan el sentido y significado de la palabra pasamanería, así que lo mejor será buscarla en el diccionario:
La foto corresponde a un proyecto que no llegó a materializarse en la lonja. El local, ahora, es un «Todo a Cien» de chinos.
Algunas palabras antiguas
Pasamanería:
«Género de galón o trencilla, cordones, borlas, flecos y demás adornos de oro, plata, seda, algodón o lana, que se hace y sirve para guarnecer y adornar los vestidos y otras cosas.»
Y a lo mejor seguimos sin entenderlo muy bien, así que volvemos al diccionario para buscar galón y trencilla. Las otras palabras parecen más comprensibles:
Galón: «Tejido fuerte y estrecho, a manera de cinta, que sirve para guarnecer vestidos u otras cosas.»
Trencilla:
«Galón trenzado de seda, algodón o lana, que sirve para adornos de pasamanería, bordados y otras muchas cosas.»
Publicidad de Sabas en 1910 – La Gaceta del Norte
En definitiva que, a lo mejor nos vamos haciendo una idea, pero, en general, son artículos que hoy en día tienen una demanda tan restringida que son desconocidos y extraños para la mayoría, y es que son formas de vestir y decorar que hoy, cuando menos, no son de uso generalizado. Incluso pegar un botón, otra de las especialidades del comercio en cuestión, parece hoy una empresa demasiado complicada como para realizarla en casa. Así que, para qué vamos a necesitar una tienda especializada en pasamanería y botones.
Oficos antiguos – Mercería Sabas. Foto – Euskal Museoa
Mercería Sabas
La Mercería de Sabas fue fundada a finales del siglo XIX por el durangués Sabas Esparza, habiendo conseguido ser uno de los comercios más emblemáticos de Las Siete Calles, y se ha cerrado recientemente, cuando estaban a su cargo Begoña Zalbide e Iratxe Hernández, las últimas representantes de su familia al frente del negocio.
La fachada de la tienda siempre me ha enamorado, así que me alegro de que al menos el antiguo rótulo de la tienda se conserve en el Museo Vasco / Euskal Museoa, donado por Mª Begoña Zalbide y Mª Begoña Ladislao en este mismo año de 2017 y que haya pasado así a engrosar el patrimonio comercial de Bilbao.
Almacenes Amann – Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia
Una fachada singular
¿Cuál es el mejor método para distinguir a un turista de una persona oriunda en una ciudad cualquiera? Existen algunos signos inequívocos que delatan al turista, como son la cámara de fotos o el inevitable plano. Sin embargo, no es necesario acudir a estos signos externos para poder distinguir a un guiri. Basta con que prestemos atención a sus puntos de interés preferente. Cuando caminamos por nuestra ciudad, nuestra mirada reposa sobre el suelo o, en el mejor de los casos, en el infinito. Por el contrario, cuando hacemos turismo, elevamos nuestra mirada al cielo para no perdernos detalle de todos los edificios que son nuevos para nosotros. Pues bien, esto es lo que, al parecer, ocurre con la casa de la que vamos a hablar en este artículo. Son numerosos los turistas que le hacen fotos y se detienen a contemplarla, mientras que es desconocida para una gran mayoría de bilbainos. Me refiero a los actuales números 17 y 19 de Belostikale que, aún siendo dos portales diferentes, corresponden a un único edificio.
Lo extraordinario del edificio reside en la extravagante decoración de sus dos primeros pisos, lonja y portal, aunque en estos dos últimos espacios solo se adivina lo que pudo ser originalmente a través de algunos de los restos que todavía se conservan. Grandes rosetones florales estucados sobre la fachada, se alternan con otros más pequeños sobre un fondo de grandes cristales azules enmarcados, que se repiten, en diferentes tamaños, por toda la fachada de estas tres primeras plantas. Haciendo uso de la imaginación, todavía nos podemos hacer una idea del conjunto unitario que estas tres plantas formaron en su día.
La fachada de Los Almacenes Amann de Belostikale
Los almacenes Amann
La razón que explica esta llamativa decoración uniforme de tres de las plantas del edificio, es que las tres formaron parte de un mismo proyecto comercial, el de Los Almacenes Amann. En mi opinión de lego en la materia, éste sería un magnífico ejemplo de decoración arquitectónica de inspiración modernista al servicio de una actividad comercial. Y es que, en mi opinión, así como existe la consideración de patrimonio industrial para determinados inmuebles, debería existir también la de patrimonio comercial de interés, para poder protegerlo.
Almacenes Amann – 1919
El origen de estos grandes almacenes se sitúa a mediados del siglo XIX, cuando D. Emiliano Amann los inauguró. Tras su muerte, a finales de siglo, serán sus hijos, Tomás y Juan, quienes tomen las riendas del negocio y lo lleven a su máxima expansión. Como ya hemos dicho, los almacenes ocuparán las tres primeras plantas del edificio y en ellos será posible encontrar una amplísima variedad de mercancías pertenecientes a los sectores más diversos, como debe suceder en todo Gran Almacén que se precie. Como se puede leer en el recorte de publicidad en prensa que he compartido, llegó a disponer de 32 secciones diferenciadas, aunque según parece, si alguna sección fue relevante y lo distinguió durante toda su existencia, ésa fue la «Sección de Juguetes» del primer piso.
Periódico Bilbao – 1890Maquinas de coser – Amann – 1927
En la publicidad del XIX se define como almacén de quincalla, aunque en los mensajes publicitarios, además de los juguetes, se ofrecen artículos como almidón o buglas (sic), producto que no he podido identificar, por lo que será bienvenida cualquier sugerencia, así como el artículo más innovador y revolucionario del momento: La máquina de coser. Un artilugio que, por otra parte, también será un buque insignia de la firma comercial hasta su cierre.
Con el cambio de siglo, los almacenes, como ya he comentado anteriormente, pasan a estar regentados por dos de los hijos de Emiliano y tras un breve período en que se conocen como «Hijos de Emiliano Amann» y «Cooperativa Amann», pasan a denominarse con el nombre definitivo de «Almacenes Amann». Será esta época, la del primer cuarto del siglo XX, con sus locos años 20, la de su mayor esplendor. Se aplicarán las más novedosas técnicas de marketing del momento que, por otra parte, tampoco difieren mucho de las actuales, con días especiales de compra, vales descuento, regalos, etc… En el año 1897 se produce la reforma del edificio y los primeros pisos, destinados a vivienda de la familia Amann hasta entonces, se habilitan como almacén, aunque, seguramente, sea en los primeros años del siglo XX, atendiendo a su peculiar estilo, cuando se produzca la materialización decorativa de la fachada que podemos ver en la actualidad. Será también en estos años cuando se decore el actual portal 19 con su actual estilo. Curiosamente, en este momento se están realizando las obras para la dotación de ascensor al inmueble y el portal pasará al centro de la actual lonja de La Bacalada que se dividirá en dos, mientras que el espacio de la actual escalera pasará a formar parte de uno de los nuevos locales comerciales, por lo que muy probablemente, con estas obras, desaparecerán los últimos vestigios de la antigua decoración de la planta baja, ya que se suprimirá el actual portal. Así que si aún no lo has visto, te recomiendo que no demores mucho la visita.
Publicidad de los grandes almacenes Amann
Creo que puede ser de interés una pequeña recopilación de algunos textos publicitarios insertados en la prensa local de aquellos años:
Cooperativa Amann 1908 – 1911
Hoy visitad AMANN: Día de Moda. Regalos. Véanse las ocasiones
FAISANES del Mans, uno 12,85 pts.
LA MEJOR MERIENDA HIGOS FINOS
ESPECIALIDAD Turrón de Cádiz legítimo
SALCHICHAS trufadas y salchichas de Francfort
BOCADO FINO Mazapanes legítimos de Toledo
GUARDAPOLVOS VIAJE
SOMBRILLAS Y ABANICOS
SOMBREROS DE PIQUÉ Y TELA
MARINERAS SEÑORA
PICHONES Venta en las cooperativas Amann y Olimpia
MEDIAS negras. Surtido completo, modelos reclamo á 1 y 1,40 pts. par
PARA SEÑORA. Abrigos, marineras, faldas, trajes. El mayor surtido en los Almacenes Amann
SORPRENDENTES SON LOS JUGUETES QUE PARA REYES HAN RECIBIDO EN LOS ALMACENES AMANN
PRIMERA COMUNIÓN: Arreos completos para niño y niña
BARATILLO de quincaya y mercería, solo por 15 días, en Almacenes Amann
Almacenes Amann 1919
Almacenes Amann 1919:
CAJAS De madera vacías, grandes y pequeñas, se venden baratas
BARATILLO. ROPA BLANCA. SEÑORAS Y NIÑOS. Hasta fin de Febrero
Hoy, Miércoles RECLAMOS Cambio de tickets por regalos ALMACENES AMANN Los sábados, como víspera de domingo, se cierran a las ocho y media
HOY DIA DE MODA REGALOS VISITAD LOS GRANDES ALMACENES AMANN CAMBIO DE TICKETS VENTA DE VARIOS ARTÍCULOS A PRECIOS REBAJADOS PARA HOY
EXPOSICIÓN JUGUETES ÚLTIMAS NOVEDADES. VISITAD LOS ALMACENES AMANN Artículos de metal blanco Objetos de arte del japón
Almacenes Amann 1927:
Sombreros PAJA Dril y piqué Gorras y boinas
Cintas de seda Botones de nácar. Cintas e hiladillos. Hilos, sedas y algodones de todas clases. Baratillo de botones
CONSTRUYA EL NACIMIENTO DE NAVIDAD para sus niños. Casitas, figuras, cuevas, puentes, pueblos, musgo, corcho, animalitos, etc…CHUCHERÍAS PARA EL ÁRBOL
Publicidad de juguetes – Almacenes Amann – 1927Amann-1927Publicidad de hamacas – Amann- 1930
El declive de los almacenes comenzará a partir de los años 30. Atendiendo a la publicidad que aparece en prensa durante el año 1929, da la sensación de que en este año se produce algún hecho traumático para los vetustos almacenes, ya que pasa de tener en Enero un nivel publicitario acorde con su tradicional importancia, a estar, en Diciembre, prácticamente desaparecido en combate ¿Tendrá el hecho alguna relación con el famoso Crack del 29? Sea como fuere, ya en 1929 los almacenes han cedido parte de sus locales a otra empresa que ocupa la parte de lonja correspondiente al actual número 17 de Belostikale (17-bis en la época, esquina con el cantón) y el primer piso del mismo portal: «EL Palacio de las Medias«. Posteriormente, y sin que podamos precisar la fecha, los Amann venden el inmueble íntegro a los señores Blanco, primos entre si, quienes irán parcelando la propiedad progresivamente, aunque este hecho no supone un impedimento para que los Almacenes Amann sigan funcionando un tiempo, hasta los años 40, en el mismo ya mermado local que regentaban.
El nuevo local correspondiente al Palacio de las Medias será ocupado posteriormente y hasta los años 70 por los «Almacenes Ezpeleta«, propiedad de D. Alberto Ezpeleta, los cuales se dedicaban a la comercialización de textiles para el hogar y similares, como era costumbre en aquellos años, aunque según me comentan algunos vecinos de entonces, el nuevo negocio conservó para el acervo popular, y durante bastante tiempo, su anterior denominación palaciega. La entrada al local contaba con un atrio de acceso en el ángulo que forman calle y cantón, lo que permitía la entrada por ambos lados con una columna esquinera exenta que las separaba. Todavía pueden comprobarse los restos de aquella elegante entrada observando la esquina del primer piso del actual Nº 17. En la actualidad, este local, desgajado del de los primitivos almacenes, está dividido a su vez en otras dos lonjas que hoy ocupan Santiveri y una peluquería, habiendo perdido el primer piso su actividad comercial.
Respecto al resto de los locales del almacén, en el segundo piso se hicieron viviendas y la porción más grande de la lonja, junto a las dos manos del primer piso del Nº 19, fueron adquiridos por D. Valentín Ceballos, quien, en un primer momento, abrió una zapatería, para posteriormente inaugurar la tienda que llegó hasta nuestros días y que se conocía como «La Bacalada«, cerrada recientemente.
No obstante, en los primitivos locales de Amann hubo, hasta los años 70-80, otros dos comercios que hay que sumar a los citados anteriormente. En la pequeña lonja que hay junto al portal del 19, y que posteriormente sería almacén de descarga de La Bacalada, hoy una persiana cerrada y con pintada, estuvo establecida La Panadería Flora de Harino Panadera, y en el habitáculo que existe debajo de las escaleras del mismo portal, la Frutería de César, quien exhibía su selecta fruta desde dentro del portal y hasta la calle.
En este momento, el Ayuntamiento de la villa, a través de Bilbao Ekintza, ha lanzado la campaña Biziago, en la que se están exponiendo a través de vinilos en los escaparates de estas y otras tres lonjas de Las Siete Calles, los proyectos que para ellas han realizado distintos decoradores. En este caso, para las dos lonjas que resulten de la división del local de La Bacalada. Los proyectos salen a concurso y se podrán votar telefónicamente de forma totalmente gratuita por cualquiera. A tal efecto, verás unos vinilos por el suelo de las calles del Casco Viejo invitándote a participar.